La inteligencia artificial en América Latina

La inteligencia artificial en América Latina

Aunque para muchos la inteligencia artificial sigue siendo una idea abstracta asociada con robots o asistentes virtuales, la realidad en América Latina ya está muy lejos de esa percepción. De forma silenciosa, la IA está transformando las entrañas del mundo empresarial en la región. Según el estudio La inteligencia artificial en América Latina de la consultora NTT Data, uno de cada cuatro negocios ya integra esta tecnología en sus operaciones cotidianas, no como una moda, sino como una estrategia de crecimiento.

Este cambio no es menor. Industrias clave como la banca, la tecnología, salud, minería, energía y alimentos están adoptando la IA para hacer más eficientes sus procesos, reducir costos y acelerar la innovación. La inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa para convertirse en un diferenciador competitivo. De hecho, el 73.91 por ciento de las organizaciones encuestadas considera que la IA tradicional tiene un alto potencial transformador, y más del 90 reconoce beneficios concretos de la IA generativa.

La inteligencia artificial permite automatizar tareas repetitivas, anticipar comportamientos del mercado, personalizar servicios y tomar decisiones basadas en grandes volúmenes de datos. En una región que históricamente ha enfrentado desafíos estructurales de productividad, tecnología y competitividad, esta tecnología aparece como una palanca poderosa para cerrar brechas y acelerar el desarrollo.

El estudio de NTT Data identifica también una barrera crítica en la falta de talento especializado. Casi 45 por ciento de las empresas señala esta carencia como el mayor impedimento para avanzar, especialmente en lo que respecta a IA generativa. Además, la escasez de datos de calidad y la falta de claridad estratégica siguen siendo problemas que se tienen que superar. A esto se suman preocupaciones sobre el retorno de inversión, los costos de implementación y el mantenimiento de estas soluciones.

La paradoja es clara, ya que mientras las herramientas están disponibles y su valor es reconocido, aún faltan las condiciones necesarias para su adopción masiva. Resolver estos pendientes exige un compromiso tanto del sector privado como de los gobiernos. Invertir en educación tecnológica, promover políticas de innovación y facilitar marcos éticos y regulatorios es urgente para no quedar rezagados.

En México, por ejemplo, más de la mitad de las empresas planea aumentar su inversión en inteligencia artificial generativa en los próximos años. Esto sugiere que estamos ante un punto de inflexión: la IA ya no es un experimento aislado en departamentos de tecnología, sino una apuesta estratégica de alto nivel.

La inteligencia artificial en América Latina ya no es el futuro, sino el presente. Y las empresas que comprendan esto a tiempo serán las que definan el rumbo de los negocios en los próximos años. La transformación no es opcional; es inevitable. La pregunta no es si debemos adaptarnos, sino cuánto estamos dispuestos a invertir —en talento, infraestructura y visión — para liderar este nuevo paradigma.

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