El Fondo Monetario Internacional lanzó una advertencia al presidente Donald Trump, cuyas políticas comerciales proteccionistas siguen marcando el debate económico en Estados Unidos. Según el organismo, el creciente desequilibrio en las balanzas comerciales de las grandes economías no se resuelve a través del aumento de aranceles, sino mediante ajustes estructurales internos y coordinados.
El FMI subraya que los aranceles, lejos de corregir los déficits externos, tienden a ser ineficaces e incluso contraproducentes. Los aranceles son un “shock” negativo de oferta, que reduce la inversión y el ahorro, dejando intactos los desequilibrios por cuenta corriente. Esta visión contrasta con la retórica de Trump, quien ha defendido su política arancelaria como una herramienta para “nivelar el campo de juego” frente a potencias como China. Sin embargo, los datos muestran otra realidad y el déficit comercial estadounidense persiste, mientras que el superávit chino crece.
El FMI propone, en cambio, soluciones de fondo. Para Estados Unidos, sugiere un plan de consolidación fiscal que logre un superávit primario de al menos 1 por ciento del PIB. La idea es reducir la peligrosa trayectoria de la deuda y ajustar la posición externa del país conforme a sus fundamentos económicos. Es decir, no se trata de cerrarse al comercio internacional, sino de corregir los desequilibrios internos que lo hacen vulnerable por el gasto fiscal elevado, la baja tasa de ahorro y las distorsionadas políticas industriales.
En el fondo, los argumentos del FMI representan una crítica a la visión mercantilista que impulsa Trump y otros líderes que culpan a terceros por los problemas internos. La advertencia del FMI refiere que ni los déficits ni los superávits externos excesivos son sostenibles. En el caso de Estados Unidos, el riesgo radica en un posible aumento de las primas de riesgo que termine por forzar un ajuste abrupto, con efectos globales debido al peso de su economía.
Por ello el organismo recomienda a Washington resolver las tensiones comerciales de manera constructiva, apostar por un entorno comercial claro y predecible, y comprometerse con una integración más profunda mediante acuerdos regionales. Esto requiere abandonar la lógica del conflicto y abrazar el multilateralismo.
Más que un simple reproche, el mensaje del Fondo Monetario Internacional es una llamada a la cordura económica. El proteccionismo puede generar réditos políticos a corto plazo, pero no corrige las fallas estructurales de una economía. Frente a los problemas globales, como el aumento de los desequilibrios y la trampa de liquidez, la respuesta no puede ser el aislamiento, sino la cooperación. Trump podrá seguir usando los aranceles como bandera electoral, pero el FMI ya lanzó la advertencia sobre su ineficacia.